Detrás se mudó a un nuevo sitio:
DETRAS: Disfrute y Reflexión o viceversa por Monica Berman
¨Detrás¨ Disfrute y reflexión o viceversa.
“Detrás” es un término necesariamente relacional. ¿Detrás de qué? ¿qué es lo que hay delante? La construcción espacial, literal o figurada, es un elemento vinculado con el concepto.
Y la propuesta que llevan adelante los integrantes de Detrás, pone en primer plano la cuestión espacial. Un espacio a ser recorrido de modo diverso, de puntillas, corriendo, a los empujones; un atravesar las diagonales, una instancia de detención en las diferentes columnas, el aparecer y desaparecer del campo de visión, un quedarse relativamente quieto y enmarcado.
Como si fuera poco, trasladarán a los espectadores y luego los volverán a su lugar de origen (en un juego temporal, además de espacial).
El relato nos plantea una familia que ha perdido al padre-capitán y las que quedan, séquito de mujeres: esposa, ama de llaves, hijas, monjas invitadas, rodean al único varón que atraviesa el espacio con la intención de colgar una soga para ahorcarse. Claro que en la vida desarreglada y ajetreada de este clan aparece un personaje que “no comparte idioma” y que provocará una serie de cambios en la extrañísima rutina familiar. Ah, y además dos personajes entre torpones y peligrosos rodean la escasa calma del lugar.
Así contado parecería una obra de tinte realista, con la impronta de la angustia ante la ausencia del padre. Lejos de semejante planteo, el humor, el juego corporal, la hipérbole verbal y física, ciertas reiteraciones, los estereotipos evidenciados y quebrados, convierten a Detrás en una propuesta sumamente interesante para reflexionar sobre la actuación, el espacio, la dramaturgia, las convenciones y las desatenciones (hay que escuchar a la madre diciéndole al hijo que se siente, que después ella lo ayuda) y además para disfrutar a pleno.
Si se piensa en el marco en el que se inscribe la propuesta, sumado a un cuidadoso trabajo de dirección de Marcelo Savignone, detrás hay un aprendizaje, una serie de vínculos. Delante, una carrera promisoria para cada uno de estos actores.
Mónica Berman
“Detrás” es un término necesariamente relacional. ¿Detrás de qué? ¿qué es lo que hay delante? La construcción espacial, literal o figurada, es un elemento vinculado con el concepto.
Y la propuesta que llevan adelante los integrantes de Detrás, pone en primer plano la cuestión espacial. Un espacio a ser recorrido de modo diverso, de puntillas, corriendo, a los empujones; un atravesar las diagonales, una instancia de detención en las diferentes columnas, el aparecer y desaparecer del campo de visión, un quedarse relativamente quieto y enmarcado.
Como si fuera poco, trasladarán a los espectadores y luego los volverán a su lugar de origen (en un juego temporal, además de espacial).
El relato nos plantea una familia que ha perdido al padre-capitán y las que quedan, séquito de mujeres: esposa, ama de llaves, hijas, monjas invitadas, rodean al único varón que atraviesa el espacio con la intención de colgar una soga para ahorcarse. Claro que en la vida desarreglada y ajetreada de este clan aparece un personaje que “no comparte idioma” y que provocará una serie de cambios en la extrañísima rutina familiar. Ah, y además dos personajes entre torpones y peligrosos rodean la escasa calma del lugar.
Así contado parecería una obra de tinte realista, con la impronta de la angustia ante la ausencia del padre. Lejos de semejante planteo, el humor, el juego corporal, la hipérbole verbal y física, ciertas reiteraciones, los estereotipos evidenciados y quebrados, convierten a Detrás en una propuesta sumamente interesante para reflexionar sobre la actuación, el espacio, la dramaturgia, las convenciones y las desatenciones (hay que escuchar a la madre diciéndole al hijo que se siente, que después ella lo ayuda) y además para disfrutar a pleno.
Si se piensa en el marco en el que se inscribe la propuesta, sumado a un cuidadoso trabajo de dirección de Marcelo Savignone, detrás hay un aprendizaje, una serie de vínculos. Delante, una carrera promisoria para cada uno de estos actores.
Mónica Berman
Critica Teatral : LA VOZ JOVEN por Melisa Schwartz
Desterremos una idea: la de que para ser culto hay que sufrir. Arranquemos de cuajo la noción de que un intelectual es un señor de gesto adusto que sabe dónde poner las comas, carraspea antes de hablar y no cuenta chistes en los velorios. Aunque Ud. no lo crea, ilustrado lector, existen aún esas personas que creen que ver la filmografía completa de Wenders de corrido lo hace a uno una persona mejor, o al menos, más sesuda. Ese espectador que es plaga en los festivales. ¡Esos documentales eternos sobre el cultivo de la alcaparra! ¡Esos primerísimos planos de una gota de lluvia cayendo durante tres minutos! ¡Horas y horas de soporíferos vernissages que lo único que hacen no es sino ponerle a uno más cara de… intelectual! La nada misma. Es hora de que acabemos con el descrédito de la alegría. Si de algo ha de servir la internet es para defender causas justas.
Y si acaso se cruzare Ud., querido lector, con una de esas personas, o si Ud. mismo es una de ellas, le recomiendo que se tome el ignoto subte H -existe, se lo aseguro, no es un mito, doy fe-, se acerque hasta la sede del IUNA de la calle Venezuela, casi esquina Jujuy y sin más dilación se zambulla en el estrambótico mundo de “Detrás”, la obra de teatro que los alumnos de la Licenciatura en Actuación del Departamento de Artes Dramáticas prepararon como proyecto de graduación en el 2010, bajo la dirección de Marcelo Savignone.
La historia es sencilla. Una familia, tras la muerte del padre, se aferra a lo poco que tienen de él: una prótesis. Una madre, siete hermanas, un hermano con tendencias suicidas, dos monjas, dos malhechores, un viajero, una institutriz, y un cuadro que habla y provoca fantasías eróticas constituyen el variopinto elenco de esta pequeña gran obra. Con algo del teatro del absurdo y mucho del pastiche posmoderno, “Detrás” construye un mundo surreal y simpático. Con pocos recursos y muchísima energía, la obra mezcla elementos del slapstick humor, del suspense, del musical, y hasta me atrevería a arriesgar, algunos pequeños destellos que remiten a la commedia dell’arte, en los tics repetitivos que afectan a cada uno de los personajes, aunque aquí no haya improvisación. Se da el fenómeno extraño de que algunos personajes hablan un idioma que parece italiano y no lo es, otros hablan un inglés que todos entendemos aunque no entendamos y otros en español, sin que entendamos de qué hablan. En esta suerte de cocoliche de idiomas y estilos, reside el encanto de esta pieza.
Mención aparte merece el uso de la música, y el muy buen aprovechamiento del espacio. “Detrás” es de esas obras que hacen de sus carencias virtudes y que, frente a la escasez de recursos, derrochan imaginación.
Alegría. Encontrar estas pequeñas gemas es lo que hace que uno se reconcilie con el mundo de la cultura. Aunque por delante el camino esté sembrado de falsas ilusiones, alcaparras y vernissages.Critica Teatral : LA VOZ JOVEN por Melisa Schwartz
Suscribirse a:
Entradas (Atom)